
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja su estimación del crecimiento económico mundial para este año. Según las previsiones actualizadas del Fondo, el producto interior bruto (PIB) mundial aumentará un 2,8%, mientras que en enero el FMI estimaba el crecimiento de este año en un 2,9%. Los indicios inciertos a principios de año de que la economía mundial podría lograr un aterrizaje suave con una inflación más lenta y un crecimiento estable han retrocedido debido a la persistente inflación elevada y a las recientes turbulencias en el sector financiero, según afirma hoy el FMI en sus perspectivas.
La previsión a medio plazo más débil en décadas
La tasa de crecimiento de este año se ralentizará respecto al 3,4% del año pasado. El año que viene, el fondo espera que el crecimiento se acelere hasta el 3%. Sin embargo, el FMI ha rebajado ligeramente sus perspectivas para el próximo año, esperando un crecimiento del 3,1% en enero. En los próximos cinco años, se espera que se estabilice en una media del 5%, la previsión a medio plazo más débil en décadas.
Persisten las presiones subyacentes sobre los precios
El FMI advirtió de que, aunque la inflación se ha ralentizado al subir los bancos centrales los tipos de interés y bajar los precios de los alimentos y la energía, persisten las presiones subyacentes sobre los precios y los mercados laborales están tensos en muchas economías. Los efectos de contagio de las subidas de los tipos de interés también están empezando a notarse, las vulnerabilidades del sector bancario han pasado a primer plano y han aumentado los temores de contagio en el sector financiero en general. Al mismo tiempo, las principales fuerzas que determinaron la economía mundial el año pasado parecen dispuestas a continuar. Los niveles de deuda siguen siendo altos, los precios de las materias primas se han suavizado, pero la guerra continúa y las tensiones geopolíticas son elevadas.
El FMI también advirtió de que, dados los riesgos actuales, las perspectivas podrían empeorar y las probabilidades de un aterrizaje brusco han aumentado considerablemente. Las tensiones en el sector financiero podrían intensificarse y cualquier contagio debilitaría la economía real al deteriorarse las condiciones de financiación. La guerra en Ucrania también podría intensificarse, provocando un aumento de los precios de los alimentos y la energía.
Fuente: CTK