La demanda global de combustibles ha caído en aproximadamente treinta por ciento y las capacidades de almacenamiento casi se han agotado. Son dos de los factores de la disminución del precio del petróleo que ha alcanzado los niveles más bajos en los últimos veinte años.
Pese a que los gobiernos de distintos países han accedido últimamente a liberar las medidas antiepidemiológicas, el efecto sobre el mercado de petróleo es casi nulo. La demanada de oro negro es extremadamente baja debido a la drástica disminución de la demanda de combustibles a consecuencia de las medidas que restringieron el libre movimiento de personas. El precio de petróleo cayó a niveles que no tienen precedentes.
El petróleo estadounidense WTI cotiza actualmente a poco menos de 13 dólares por barril, mientras que el precio del crudo tipo Brent del Mar del Norte ha caído por debajo de los veinte dólares por barril. Los niveles tan bajos se registraron por la última vez hace más de dos décadas y según se estima seguirán manteniéndose todavía un tiempo más. Entre otros factores también debido a que las principales capacidades de almacenamiento en Estados Unidos ya se encuentran ocupados eb cerca de 85 por ciento.
No obstante, a medida que la economía global se vaya restableciendo, es de esperar que crecerá también la demanda de combustibles y petróleo. Tomando en consideración la evolución del valor de contratos de petróleo a futuro, la reactivación económica no comenzará antes de los próximos meses de verano. Tampoco está seguro si la demanda de combustibles ascienda a los mismos niveles que tenía antes del brote de la pandemia del coronavirus. Dependerá mucho, entre otras cosas, de la medida en qué las empresas recorten sus inversiones (sobre todo en la renovación de sus flotas vehiculares) y los consumidores particulares aplacen las compras de nurvos automóviles que planeaban antes del estallido de la pandemia.