Millones de norteamericanos siguen en paro y aquellos que sí tienen empleo, muchas vece sestán en casa percibiendo salarios reducidos. La epidemia del coronavirus sigue fuera de control y continúa expandiéndose a lo largo y ancho por el país. Pese a que la economía no muestra ni un amago del aumento en el sentimiento consumidor, en julio los ingresos de los comercios volvieron a incrementarse ya el tercer mes consecutivo. Por supuesto, es una buena noticia para la economía más fuerte del mundo, pero dependerá mucho de si el apetito de comprar persiste a largo plazo.
Por ahora, los hogares norteamericanos aún pueden confiar, entre otros estímulos, en una prestación adicional de 600 dólares semanales para desempleados, la cual, sin embargo, debería reducirse a la mitad a partir de septiembre, de acuerdo con la reciente decisión decretada por el presidente Donald Trump. Aunque sigue siendo mejor que no recibir nada en subsidio, nadie duda de que el previsto recorte en los gastos y el consumo de los hogares tendrá un fuerte impacto sobre la economía de Estados Unidos que se manifestaría claramente en el tercer y el cuarto trimestre del año en forma de peores cifras referentes al Producto Interno Bruto del país.