
De la declaración del Primer Vicepresidente se desprende que todos que deseen minar criptomonedas en Irán, tendrán que reportarlo a las autoridades del Estado. En el correspondiente formulario de registro los solicitantes estarán obligados a mencionar, entre otras cosas, sus datos de identificación, el tamaño de la granja de minería y el tipo de instalaciones usadas para el minado. Después de vencerse dicho plazo establecido para el registro, el Ministerio iraní de Industria, Comercio y Minería hará pública la lista oficial de las entidades autorizadas para la minería de criptomonedas.
Según los analistas, es otro paso más en toda una serie de medidas del Gobierno iraní encaminadas a controlar la actividad no solamente económica en el país. Las autoridades esperan eliminar de esta forma la zona gris en la que opera el mundo de las criptomonedas. Es de suponer que el mercado reaccione más bien en sentido contrario y la mayoría de los mineros preferirán retirarse de Irán para no tener que revelar su identidad.
Debido a las restricciones y el control cada vez más estricto, ya hoy en día las instalaciones tecnológicas necesarias para el minado de criptomonedas entran al país en gran medida de contrabando y en estas circunstancias sólo muy pocos se atreven a estimar cuál será la cantidad de mineros quienes al final accederán al requisito oficial de registro.